domingo, 15 de marzo de 2009

NOTA AL LECTOR

NOTA AL LECTOR


Esta primera edición de La aldea por Natividad Mtz. Coy ha presentado el texto respetando rigurosamente el habla popular característica de la zona albaceteña. Así, se encontrará un gran cambio en el registro de habla cuando intervenga el narrador, con un nivel culto, y cuando participen los personajes, con un nivel rural.

Al situarse la historia en una aldea del sur de Albacete, el lector apreciará varios rasgos comunes de ese habla oral popular perteneciente a dicha zona dialectal, tales como: los grupos consonánticos implosivos se relajan y se reducen (también>taimen), hay una tregua entre las líquidas (dulce>durce, algo>argo, aldea>ardea), el tratamiento de las vocales se parece al andaluz, de ahí que se dé la doble abertura de la vocal a la que con frecuencia se le une un alargamiento, etc.

Este lenguaje rural lo presenciamos en los diálogos y estos al ajustarse del modo más fiel posible a la lengua que utilizamos al hablar presenta: cierta tendencia a fundir palabras (para delante>palante, se acabó>sacabó, que el>quel, se apañe>sapañe), supresión de algunos sonidos (todas>toas, bocado>bocao, más>má), alteraciones consonánticas y vocálicas (abuela>agüela, buena>güena, nadie>naide), desplazamiento de algunas consonantes (pobre>probe), incorrecciones en el uso de las formas verbales y alteraciones en el timbre de algunas vocales.

Tras este resumido análisis lingüístico y para concluir podemos decir que la novela mantiene un decoro poético muy respetado y lo podemos apreciar en esa adecuación del nivel del lenguaje a cada tipo de personajes, pues hallamos diferencias dentro de las voces aldeanas (por ejemplo fíjese en el nivel del personaje que representa al sacerdote de la aldea, quien no relaja su expresión oral, o el personaje que encarna el señor de la Umbría, con otros como La Pelá).


BLANCA GONZÁLEZ GUTIÉRREZ

FILÓLOGA