lunes, 24 de mayo de 2010

Presentación del trabajo "la aldea" por la autora

Voy a comenzar haciendo un breve recorrido por la pequeña biografía que escribi hace muchos años y que hé querido dejar intacta una vez que me he decidodo a hacer pública esta primera novella de la triología la aldea.
Que más que novela, yo la llamo, pequeña aportación homenaje a esas personas que fueron los campesinos manchegos.
Digo fueron, porque a casi la totalidad de ellos y la inmensa totalidad de los campesinos de toda las regiones, llegado los años sesenta, ya no pudiéron subsistir por más tiempo, en esa degradación por la que estaban pasando, por abandono y desidia en que los habían sumido.
Después de una guerra cruel y esa larguisima posguerra aún más cruel e indecente.

Mis padres fuéron unos de esos cientos y cientos de trabajadores artesanos de la tierra, que no tuviéron otra opción que abandonarla, abandonar las tierras de sus antepasados. Si querían poder sacar a sus cinco hijos de esa ignorancia y ese desamparo que eran muy conscientes, estaban atravesando.

¿ Qué consiguiéron?- me pregunté ya hace muchos años.

No conseguirían todos los bienes terrenales que se marcarían, cuando tuviéron que abandonar sus tierras y salir en busca del progreso sin volver la cabeza atrás , con sus cinco hijos y muchas ilusiones (al menos eso quiero creer)

No conseguirían todos esos sueños de emigrantes...eso, a nadie que nos conozca le cabrá duda alguna.

Pero si han conseguido transmitir a sus hijos la honestidad y ante todo el respeto y un amor grande y profundo por la tierra.

Este es el único legado que vamos a recibir...pero este pequeño legado legado, es mucho.
Es el mejor legado que unos hijos puedan recibir de sus padres.

Gracias, papás.


Este primer tabajo, homenaje, que escribí casi en su totalidad, en una noche en mi época de emigrante, fué el fruto de haberme pasado varios días pensando y buscando en lo más hondo de mi ser, una razón ¿un poqué? a tantas y tantas preguntas como me fuí haciendo.
¿Quién soy? ¿ Qué hago yo aquí? y lo más importante ¿Qué acento tengo? ¿De donde vengo? y me respondí a mí misma ...que yo venía de la tierra.

En aquellos años, las palabras de diferentes lenguas seme confundian.
Mi horror fue tremendo, cuando descubrí, entre esos pensamientos, que me costaba un tremendo esfuerzo, poder pensar en la lengua primera que me habían enseñado.

Mís pensamientos también estaban formados de palabras diferentes.

Fue tanta mi angustia, por haber creído perder mis raíes, que fuí llorando y riendo al mismo tiempo sobre el papel, todo aquello que afortunadamente, si guardaba en el corazón.


Los personajes de la aldea, fueron surgiendo uno por uno, fueron apareciendo sin llamarles...como con vida própia.

Tuve que llamarles en más de una vez la atención, porque todos pululaban a mí alrededor, queriendo ser los primeros y más importantes en la aldea . Ardua tarea fue explicarles, que no admitiría favoritismos alguno, que todos eran iguales para mí.

El Usebio, el siete capotes, se quiso poner bravo más de una vez, dirigirme la mano. Yo, a ratos le dejaba estar, le dejaba que se desahogara un poco la criatura.

El señor Vicente, el tío Vicente, señor de la Umbría, había que tratarlo con más delicadeza. siempre a punto de rendirse...de quebrarse.

Cierro los ojos, los abro y lo veo frente a mí...todo luz, rodeado por todos sus compañeros.
mentalmente y siempre que las tareas cotidianas, que no son pocas, me lo permiten me comunico con él otras veces él me llama.

Yo intento transmitirle el color de las espigas o la fragancia de la tierra recién labrada.
Él me mira con ojos cansados y burlones a un mismo tiempo...como diciendome!

¡niña! ¿a quién intentas engañar?... ¿a tí o a mí?... la tierra ya no va oliendo a tierra, va perdiendo su olor...y el día que que el hombre la abandone, la desprecie, la olvide, ese día el hombre no solo su paraíso sino también la humanidad y perderá su libertad.
Me repite constantemente como una cantinela.. mientras va disipandose su luz, porque tiene que volver a su tarea de controlar y dirigir su aldea; desde lo más alto de su valle de la Umbría.

Esto, que hoy presento, no es el fruto de un trabajo ni remotamente elaborado y rebuscado; no era esa al parecer las intenciones de mís aldeanos. Querian a mí parecer, dejar constancia de su paso por este mundo terrenal, y dejar por escrito una lengua real, viva y sentida.
Y yo francamente, no los animé en ningun momento a que hurgaran en los diccionarios y sacaran palabras tecnicas y complejas, que con toda probabilidad ni ellos ni yo entenderíamos.

En la sencillez, en la armoní de las palabras del pueblo, en la diversidad de nuestras lenguas y dialectos, en nuestros giros verbales, es donde se encuentra la mayor riqueza de nuestra cultura..
Entre estos compañeros imaginarios mios de esta imaginaria aldea; hay un personaje por el cual siempre he sentido una ligera inclinación, el Pepuso, un personaje sensible, tierno y a la vez valiente qque este si que no se resistia a a pasar por la aldea sin dejar constacia de que había pasado por ella. Haciendo grandes aportaciones con su reducido conocimiento y unos precarios medios a su alcance.

¡Mujé levanta el vuelo!
no temas por los hijos cas parío
....pos ellos iran contigo.

La sencillez de estas palabras con toda seguridad, les vendrian inspiradas mientras cavilaba por entender ese mundo reducido suyo que cambiaba a pasos de gigante.

Me han criticado y con razón, que hubiese escrito en la breve biografía , el autor en vez de la autora. y ante tamaño fallo por mi parte, no puedo hacer otra cosa que pedir disculpas.
Cabe decir, que aunque en mi juventud militara en un partido de izquierdas y haya izado centenares de veces la bandera de la igualdad, solidaridad y fraternidad y que siempre me he sentido muy orgullosa de haber formado parte en las reivindicaciones por la igualdad de condiciones hombre/mujer de aquellos peleones años. Aun hoy día hay tanto camino por recorrer que aun tenemos recelo a decir abiertamente quienes somos.

También me he tomado la libertad de escribir un poco sobre un pueblo que desgraciadamente no me he tomado la molestia de conocer, siendo tan cercano, el pueblo gitano o romaní. Pido sencillamente disculpas por si en mi ignorancia he cometido falta alguna. Un pueblo como digo, tan cercano y tan lejos a la vez.
Afortunadamente ya se van rompiendo las barreras sociales y este gran pueblo tiene representación en el parlamento desde hace unos años. Pero si pido, que ante todo no olviden nunca sus raices y cultura porque un pueblo, una nación se engrandece a la medida de la diversidad de las personas que lo componemos.


Después de todo lo que Rogelio ha hablado de la aldea y lo que he intentado explicar yo, con mís palabras. Irónicamente digo... más bién diria el Usebio, el siete capotes...por que el se explica mejor que yo.

Leé... no se va a leé muncho mi ardea esta noche
pero hablá...¡odo que sí va a dá que hablá.

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