Después de tantos años de haber concebido mí aldea, de lo anteriormente escrito, ni pongo ni quito una coma, pero, sí estoy en mí derecho, en mí deber y obligación, dejar bien claro, que, después de leerlo y releerlo, he llegado a la triste conclusión, que no hay nada más terrible e infrahumano que sentirse extranjero y excluido en el própio país de origen. un reconocimiento y todo mi humilde apoyo a todos aquellos desposeidos, que por un motivo u otro, se han visto obligados a abandonar su tierra y salir en busca de un lugar "aparentemente" más seguro para poder gritar ¡ soy un ser humano!.
La autora
LA ALDEA
martes, 25 de mayo de 2010
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