lunes, 18 de octubre de 2010

Cambalache, de Enrique Santos Discépolo, Argentino, 1934

Que el mundo fue y será una porquería
ya lo sé...
¡ En el quinientos seis
en el dos mil también!
Que siempre ha habído chorros
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé...
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldad insolente
ya no hay quién lo niegue.
¡Vivimos revolcaos
en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos!
¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafaor!
¡todo es igual!
¡nada es mejor!
¡lo mismo un burro,
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
¡da lo mísmo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
cara dura o polizón!...
¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡calquiera es un ladrón!
Mezclaos con Stravisky va don bosco
y "la Mignó.
Don Chicho y Napoleón
Carnera y san martín...
igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclado la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la biblia
contra un calefón
¡Siglo veinte, cambalache!
problemático y febríl...
El que no llora no mama
y el que no roba es un gil!
¡dale no más!
¡dale que va!
¡que allá en el horno
nos vamos a encontrar!
No pienses más
sentate a un lao
que a nadie le importa
si nacistes honrrao!
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey
que el que mata, el que cura
o está fuera de la ley.
¡VIVIMOS REVOLCAOS
EN UN MERENGUE
Y EN UN MÍSMO LODO
TODOS MANOSEAOS.-

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